La Austeridad Selectiva del Gobierno de AMLO
Durante el tiempo que Andrés Manuel López Obrador estuvo al mando, se habló mucho de la austeridad republicana en las finanzas públicas, pero en la práctica, se convirtió en una austeridad selectiva. A lo largo de su administración, los gastos no solo no se redujeron, sino que el presupuesto público creció año con año, alcanzando cifras históricas. Este incremento benefició sobre todo a áreas que se alinean con la visión del presidente, como los apoyos económicos a la población, a través de las secretarías del Bienestar y del Trabajo, mientras que sectores como Salud y Economía vieron disminuciones en sus recursos, según indican los especialistas en finanzas públicas.
Los comentarios de Diego Díaz, coordinador de Finanzas Públicas del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), enfatizan que se hizo evidente una austeridad selectiva. La asignación a Pemex, que sumó 1.8 billones de pesos en apoyos durante esta administración, pone en duda la existencia de una verdadera austeridad. Algunas áreas experimentaron recortes, mientras que otras recibieron incrementos, como los programas sociales y las pensiones del Bienestar que crecieron considerablemente. José Luis Clavellina, director de Investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), también concuerda en que, al observar el panorama total, se está gastando más que nunca, alcanzando el presupuesto más alto de la historia.
Un análisis del CIEP muestra que sectores como Defensa Nacional, Bienestar, Trabajo y Previsión Social, así como Energía, recibieron en conjunto un 190% más de recursos. Esto se relaciona con sus roles para cumplir con las prioridades del gobierno, como el presupuesto para el Tren Maya o los apoyos a Pemex. Sin embargo, instituciones como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) sufrieron recortes de hasta un 44.1% en términos reales. Clavellina resalta que incluso órganos autónomos fueron perjudicados. Estos recortes se debieron también a la caída de ingresos por la pandemia y la falta de reformas fiscales efectivas, lo que llevó a decidir recortes en áreas que no son consideradas prioritarias por el gobierno, como menciona Christopher Cernichiaro, investigador posdoctoral de la UAM. Él señala que a menudo se toman decisiones públicas más pensando en las elecciones que en la eficiencia del gasto público.
En resumen, la situación refleja una gestión de recursos que, más que consolidar una austeridad real, priorizó ciertos gastos por encima de otros. Esta tendencia puede tener implicaciones a largo plazo en la sostenibilidad fiscal del país, lo que urge a reevaluar las estrategias de gasto y la importancia de implementar reformas fiscales que realmente fortalezcan las finanzas públicas mexicanas. La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para garantizar que el presupuesto al final beneficie a la sociedad en su totalidad.