La OMC, un espectador ante la guerra comercial

05:00 14/03/2025 - PesoMXN.com
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La OMC, un espectador ante la guerra comercial

Han pasado casi dos meses desde que Donald Trump tomó las riendas de la presidencia de Estados Unidos, y ya la Organización Mundial del Comercio ( OMC ) ha recibido tres quejas de Canadá y China sobre sus medidas arancelarias. Esta cifra es igual a la que Joe Biden enfrentó en toda su gestión. La OMC se encuentra en medio de una crisis de relevancia y efectividad, intentando jugar su papel como mediador en un contexto de tensiones comerciales crecientes. Aunque la estructura de la OMC fue creada para fomentar la colaboración entre naciones, su funcionamiento depende de la disposición de sus miembros para colaborar, ya que no hay una autoridad central que imponga directrices.

La OMC opera con base en el consenso, lo que garantiza que cada país pueda participar en las decisiones. Sin embargo, esta forma de operar puede llevar a una paralización institucional en momentos críticos, especialmente cuando los intereses de las grandes potencias económicas entran en conflicto. La guerra comercial iniciada por Trump pone de manifiesto las limitaciones que enfrenta la OMC. Bajo su administración, Estados Unidos ha adoptado un enfoque unilateral, aplicando aranceles tanto a aliados como a adversarios con el fin de proteger su industria nacional y combatir prácticas que considera desleales, especialmente las de China. Según Roberto Zapata, exembajador de México en la OMC, “la realidad es que la organización atraviesa una situación complicada, ya que es cada vez más difícil llegar a consensos, y la visión del futuro del sistema comercial multilateral se fragmenta cada vez más”.

El descontento en EU

La postura de Estados Unidos revela un malestar más profundo: la percepción de que la OMC no puede controlar a economías que considera “no de mercado”, como es el caso de China. No obstante, tanto Estados Unidos como China son de los principales contribuyentes financieros de la OMC, con aportaciones del 11.4% y 11.2%, respectivamente. Marco Linscott, exrepresentante comercial asistente de EU para Asuntos de Asia Meridional y Central, señala que el descontento estadounidense proviene de la falta de reciprocidad en los aranceles, ya que las economías emergentes que se benefician del comercio con Estados Unidos mantienen tarifas elevadas. La variabilidad en los niveles arancelarios entre los miembros es notable; mientras que Estados Unidos tiene un arancel promedio consolidado de 3.4%, la Unión Europea está en 4.9%. En contraste, China tiene un promedio del 10%, Brasil del 31.4%, e India del 50.8%. Linscott, en un artículo para la Fundación Hinrich que promueve un comercio global justo y sostenible, sostiene que la OMC enfrenta una crisis de relevancia. El fracaso de la Ronda de Doha, que comenzó en 2001 y colapsó en 2015, dejó sin resolver la modernización de las reglas comerciales.

Un mecanismo sin fuerza

Samantha Atayde, asociada de RRH Consultores y quien fue abogada principal de las negociaciones del T-MEC por parte de México, menciona que una de las fallas de la OMC radica en que su mecanismo de solución de disputas está en gran medida inoperante. Durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos bloqueó el nombramiento de jueces para el órgano de apelación. Esto significa que cualquier país que intente utilizar el mecanismo de la OMC debe consensuar con la otra parte el uso de vías alternas de resolución. En caso contrario, el caso queda en un limbo. “El primer inconveniente es que no hay un órgano de apelación funcional y el segundo es el tiempo que se requiere para resolver las disputas”, aclara Atayde.

EU no abandonará la OMC

Keith M. Rockwell, investigador principal de la Fundación Hinrich, señala que, a pesar de las críticas, es improbable que Estados Unidos se aleje de la OMC, ya que hacerlo significaría ceder el liderazgo global en la regulación comercial a China, algo que difícilmente aceptaría. Los intentos de los miembros de la OMC por evitar conflictos con la nueva administración han generado malestar en Washington, especialmente con la rápida reelección de la Directora General Ngozi Okanjo-Iweala. Rockwell advierte que en Ginebra hay preocupación de que Trump tome decisiones que pongan aún más en riesgo la estabilidad de la organización. El exrepresentante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, propuso la creación de un nuevo sistema comercial exclusivo para naciones con gobiernos democráticos y economías mayormente libres, lo que incluiría aranceles más bajos para miembros del nuevo grupo, mientras que países no democráticos enfrentarían aranceles más altos. Sin embargo, según Rockwell, esta propuesta tiene un futuro incierto, pues aunque muchos miembros de la OMC están descontentos, es difícil que abandonen la institución para unirse a un sistema liderado por un socio poco fiable.

En conclusión, la situación actual de la OMC y su incapacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas del comercio global resaltan la necesidad de una reforma en la organización. Las naciones deben asegurarse de que exista un sistema de comercio justo y equitativo, que fomente la cooperación y minimice las tensiones, clave para el crecimiento económico sostenible. La adaptación a estos cambios será vital para la estabilidad económica y el bienestar de los países en un entorno global cada vez más competitivo.

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